Ya han pasado unos días desde que se abrieron las puertas de los salones de Andalucía 2012. Este año me ha costado un poco más recuperarme, también es cierto que no he parado desde entonces. El teléfono sigue echando humo, paquetes, maletas y miniaturas permanecen por todos los rincones de la casa y del garaje como es de rigor y me temo que aún pasarán unos días más hasta que el orden vuelva a instalarse en mis espacios vitales.
Siempre me ha gustado dejar pasar un tiempo mínimo antes de evaluar para que las emociones no interfieran en exceso y procurar ser objetiva, en esta ocasión lo he dilatado un poco más, no sólo porque no he tenido mucho tiempo para sentarme a escribir, también por el temor a dejarme llevar por la euforia.
Ésta ha sido una feria pequeñita, algo mayor que la del año pasado, en espacio y en la cantidad de participantes, va creciendo suavemente en número y en calidad y eso me llena de satisfacción.
Pero lo que de verdad me enorgullece es saber que tanto expositores como visitantes se lo han pasado divinamente, que se han sentido a gusto y atendidos y que el año que viene más…………….
¿El año que viene más? ¡¡Dios bendito!! si yo tengo la impresión de que es imposible dar más carreras locas, andar con más frenesí y acumular más stress……
Ha sido fantástica la respuesta de todo el mundo, la Concejalía de Turismo que se ha desvivido por promocionar el evento, los trabajadores del hotel dispuestos y disponibles a cada requerimiento de última hora, la ayuda inestimable de Lourdes mi eficiente translator, de Carlos y Marini, de Pedro, de Luis, de Beatriz, de Paqui y de Migue así como la de otros muchos que por allí andaban a lo suyo y a lo que yo pudiera pedirles. Y, mi hermana Emilia, que desempeña las funciones de contable, asesora múltiple y ayudante para lo que sea, ya tiene contrato vitalicio por supuesto.
Ciertamente que he tenido mis aventuras, esas de las que nunca me privo y que parece que están diseñadas y encajadas a hierro en el curso de mi vida.
El coche roto en Ávila justo una semana antes, el traslado de las pantallas de la exposición y de las casitas sin fecha ni horario y pendiente de una llamada, las mesas y los manteles cuya entrega fue alterada dos veces y gracias a dios que así fue porque ya me veía montándolas a la par que llegaban los artesanos.
Como siempre: todo parece a punto de desbaratarse en el último momento y todo se soluciona justito también en el ultimísimo momento.
Sin tiempo ni para desesperarte y con los engranajes neuronales a marchas forzadas hasta conseguir abrir las puertas el sábado con todo en orden y a punto.
La afluencia de visitantes ha sido mayor que la de la pasada edición, no mucho pero dada la situación actual nos damos todos con un canto en los dientes; he gozado, he gozado como una posesa, he gozado en la contemplación de las minis divinas que se exponían, he gozado con ver las expresiones de cada una de las personas que allí estaban, con sus comentarios, con sus actitudes, con el reencuentro de conocidos, con la presentación de nuevas caras, con el interés y entusiasmo de quienes desconocían este hobby.
Esta pequeña y mimada Feria de Andalucía presenta visos de continuidad y de crecimiento, suave y lentamente, como los buenos guisos, laboriosos y cocinados a fuego suave.
Seguiremos manteniendo la ilusión, en plural, porque es obra de todos los que apostamos para que este precioso hobby tenga su reunión anual en Andalucía de aquí a mucho tiempo.
Con mi agradecimiento por estos días locos y felices